17 de agosto de 2005

Padre Pío

Algunos fragmentillos de algunas de sus cartillas:

"[...] Hay igualmente algunas enfermedades físicas cuya curación no se consigue tomando medicamentos y sí, con modo idóneo de vivir. El amor propio, la propia estima, la falsa libertad de espíritu, son raíces que no pueden arrancarse del corazón fácilmente; pero puede impedirse que produzcan sus frutos, que son los pecados.
Porque sus brotes y salidas, o sea las primeras sacudidas y primeros movimientos, no pueden impedirse del todo mientras estamos en este mundo; pero se puede, y en esto debemos poner todo nuestro cuidado, moderar y disminuir su ímpetu y manera con la práctica asidua de la virtud contraria y particularmente de la humildad, de la obediencia y del amor a Dios."

"[...] Mientras me aflijo y ruego de esta manera, siento una alegría espiritual al considerar el singularísimo amor que Jesús le tiene. Señal cierta de este amor es la tempestad que ruge sobre su cabeza y que la va transformando por entero. No crea que ésta es una condición personal; es Dios mismo quien advierte que la tentación es una prueba de que el alma se está uniendo con Dios: "Hijo, si te aprestas a servir a Dios, prepara tu alma a la tribulación"."

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