Cielo y tierra se
besan a lo lejos
y en mi interior, combatiendo,
el vuelo eterno y el
tiempo
se disputan mi corazón
inquieto.
Amargo mármol, frío,
yerto y prisionero
nave sin rumbo y
¡cuántos viajeros!
Siempre en superficie
por evadir el Misterio
de las aguas
profundas, de lo verdadero.
Navego hastiado, sin
faro ni puerto,
reviso bolsillos de
lágrimas llenos,
mendigo el bálsamo de
los consuelos,
retorno al camino
sacudiendo recuerdos.
Percibo nublado el
encuentro primero
de alegrías y cantos
por el Cordero
¿Será que no veo,
porque no he muerto,
el Fruto viviente
sobre el madero?
Tempestades y noches,
inevitables riesgos
del peregrino que amansa
el timón del silencio.
Mas, vencido el temor
que amenaza quedo,
amanece el Amor que
descubre lo Bello.
Un grito auténtico
transforma el secreto
y nace confiado un
futuro abierto.
Se asoman al fin los
ojos sinceros,
las manos tendidas del
nuevo comienzo.
Podemos, llenos de
esperanza y consuelo
acometer la aventura
de la partida hacia el fuego,
al vasto mar de los
tiempos venideros,
hacia las costas
lejanas que llevamos dentro.
2 comentarios:
Muy lindo, hermano! Felicitaciones!
Juan Miguel
Hermoso, le pondrás música? Lili
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