30 de septiembre de 2005

La alta estima del silencio y el recogimiento.

Guardini tendía al silencio por una especie de gravitación espiritual. "El recto callar es el contrapolo viviente del recto hablar. Pertenece a ello como el inspirar al expirar" [1]. Al oir sus conferencias y homilías, se tenía la impresión de que sus palabras procedían siempre del silencio de la meditación asidua y recogida. "Se nota en el que habla si viene del silencio o no. Lo que proviene del silencio tiene plenitud y riqueza (...). Hablar sin silencio se convierte en cháchara. Sólo en el silencio brota la vida, se adensa la energía, se clarifica la interioridad, y los pensamientos e imágenes logran una forma precisa. Cuando se habla desde el silencio, lo que pensamos interiormente adquiere su forma auténtica"[2].


[1] Cf. Briefe über Selbstbildung, M. Grünewald, Maguncia 1930, p. 130.
[2] Cf. O. cit., p. 131.

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