23 de marzo de 2005

Como nacimos...

El que muere no puede llevarse nada consigo: “Como salió del vientre de su madre, desnudo volverá, como ha venido; y nada podrá sacar de sus fatigas que pueda llevar en la mano”[1]. Y entonces aparece la pregunta fundamental: para qué sirve afanarse para hacerse rico? ¿De qué vale el fatigarse para el viento? Pobre rico piensa aprovechar la vida y se convierte en la víctima consumida por tantas desgracias. Cuál solución propone entonces el sabio pesimista? Vivir modestamente y no perder los pocos momentos de serenidad que Dios nos manda.
[1] Qo 5, 14.

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