11 de julio de 2005

Empresarios y política (*)

La categoría “empresarios” engloba a agentes económicos muy diferentes. A los empresarios innovadores, descriptos por Joseph Schumpeter, que viven peleando en el mercado y aumentando sus beneficios, diferenciando sus productos o modificando sus procedimientos a través de las innovaciones, y también a quienes utilizan al Estado para vivir a costa del resto de sus conciudadanos, descriptos por Guido Di Tella, cuando diferenció entre la generación de rentas y la de cuasirrentas.

Para unos y otros, la política es un insumo, como la energía o los recursos humanos. Los primeros la viven como una carga impositiva, de gestión (tienen que sobrevivir a funcionarios, a quienes tienen que rendir pleitesía, los cuales en sus empresas no trabajarían ni de cadetes), etc.; los segundos la viven como una oportunidad, cuando consiguen una ventaja que no genera riqueza real, pero que tira la manta para cubrir sus pies, dejando a la intemperie los pies ajenos.

Esto lleva a los segundos a aplaudir a las autoridades de turno, y a los primeros por lo menos a no enfrentarlas. Quiero creer que cuando el presidente Kirchner recibe el aplauso de los empresarios que ya invirtieron en nuestro país, no pensará que lo quieren, o que está en el rumbo correcto.

Esta postura de los empresarios es muy criticada por los intelectuales, o por quienes se la dan de tales. Esa crítica ignora dos puntos fundamentales: que los empresarios no tienen objetivos políticos, sino objetivos… empresarios, y que en la Argentina el gobierno en general y el presidente de la Nación y su ministro de Economía son muy poderosos.

Que los empresarios tengan objetivos empresariales y no políticos genera el comportamiento descripto. Pero tiene la enorme ventaja de que seguirán produciendo, no importa quién gane la próxima elección. ¡Menos mal! Me encanta comer pizza. ¿Qué pasaría si los pizzeros de mi barrio fueran partidarios del candidato X, y resulta que gana el candidato Y? No comería más pizza. Afortunadamente, en mi barrio los pizzeros son de todos los candidatos, de la primera hora, y yo seguiré comiendo pizza.

El presidente argentino tiene más poder, con respecto a los empresarios locales, que el presidente Bush con los suyos. El 18 de octubre de 2004 el New York Times recomendó de manera entusiasta que se votara por el candidato demócrata Kerry. Como se sabe, ganó Bush. ¿Alguien piensa que al directorio del matutino se le movió algún pelo? Bush no le retiró al diario la publicidad oficial? porque no ponía, y si le envía un inspector impositivo se va a aburrir, porque todas las operaciones están en blanco.

El caso argentino es distinto, porque aún dejando de lado la arbitrariedad, la discrecionalidad de la política económica es fortísima entre nosotros. ¿Qué proporción del resultado de cualquier empresa depende de lo que se le ocurra al funcionario de turno, en un país donde se modifican con tanta frecuencia impuestos, subsidios, prohibiciones, congelamientos, etc., como en la Argentina? En algunos períodos esto fue tan intenso que me llevó a acuñar la siguiente frase: "Los empresarios están tan ocupados, que no les queda tiempo para trabajar", lo cual no es un juego de palabras.

No les pidamos a los empresarios que tengan objetivos políticos, y menos para que reemplacen a los políticos, porque no saben hacer su trabajo. Durante muchos años pensamos que los militares podrían reemplazar a los políticos, y afortunadamente hace más de dos décadas que nos convencimos de que no. En todo caso, votemos a los candidatos que mejor expliciten que establecerán reglas de juego, que estén al frente de las empresas los schumpeterianos, y no los buscadores de rentas.

Ultima: nada de esto implica que determinada persona, de "profesión" empresario, actúe en política. Bienvenido, si lo siente. Para ello tendrá que adoptar la lógica de la política, que no es la misma que la del mundo de los negocios.

(*) Juan Carlos De Pablo

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