6 de julio de 2005

En pleno siglo... II

El obispo católico Jia Zhiguo, miembro de la Iglesia "clandestina" china, fiel al Vaticano, no la pasa muy bien en su país. Por sexta vez en poco más de un año fue arrestado por la policía en la provincia norteña de Hebei, anunció ayer la agencia católica Asianews.

El obispo de Zhengding, de 70 años, fue sacado de su casa el lunes a la tarde por un grupo de policías vestidos de civil que se lo llevaron a un lugar que se desconoce, informaron fuentes de la Iglesia clandestina y de la Fundación Cardenal Kung, un grupo que defiende la libertad de culto, con base en Estados Unidos. Las autoridades chinas no especificaron la razón del arresto.

Según Asianews, representantes del gobierno de Beijing le habían advertido poco antes que sería detenido y le habían ordenado que dijera a sus vecinos y familiares que sería "trasladado a otro lugar para someterse a controles médicos". Pero la agencia vaticana afirmó que el obispo "no estaba enfermo en esos momentos y no necesita cura alguna".

Jia es obispo desde 1980 y dirige una de las diócesis con mayor concentración de católicos en China: 1,5 millón. Y, perseguido por el régimen comunista, pasó cerca de 20 años en cárceles chinas. Como no está reconocido por el gobierno de ese país —que sólo acepta a la Iglesia Católica Patriótica, a la que controla— no puede desarrollar su ministerio.

La persecución se hace sentir con fuerza en las importantes fiestas religiosas, como Navidad o Semana Santa, cuando el obispo suele ser arrestado y sometido a adiestramiento religioso por parte de las autoridades chinas, según la agencia vaticana.

En 1999, para impedir su actividad evangélica la policía le prohibió abrir un hogar para niños abandonados o con discapacidades. Pero más tarde, debido a la presión internacional, lo autorizó. Hoy tiene en su casa a un centenar de chicos con necesidades especiales.

Esta es la sexta detención de Jia desde el 5 abril de 2004. El Vaticano denunció entonces que ese arresto, que duró pocos días, era "inadmisible por parte de un Estado de derecho que declara garantizar la libertad de religión y respetar los derechos humanos".

La libertad de culto está garantizada por la Constitución china, pero de hecho está reservada a los miembros de las asociaciones religiosas "patrióticas", es decir afiliadas al Partido Comunista.

En ese país hay entre 10 y 15 millones de católicos, repartidos entre la Iglesia "clandestina" que reconoce al Papa —quien a su vez designa a sus obispos— y la Iglesia oficial, cuyas autoridades son elegidas por el gobierno chino.

Con Jia el número de prelados chinos arrestados o desaparecidos asciende a 19 y el de sacerdotes, a 19, precisó la agencia de noticias del Vaticano.

Fuente: aunque Ud no lo crea: Clarín

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