14 de diciembre de 2004

Vamos bien, Animo!!!

Más allá de sus diferencias políticas, todos los gobiernos desde la recuperación de la democracia han coincidido en su estrategia económica en dos puntos: aumentaron el gasto público y los impuestos. Tal vez la única diferencia es que algunos utilizaron el impuesto inflacionario más que otros.

Se sigue cumpliendo con exactitud la observación de Juan Bautista Alberdi en 1856: "Hasta aquí el peor enemigo del país ha sido la riqueza del fisco. Somos países de complexión fiscal, pueblos organizados para producir rentas reales. Después de ser máquinas del fisco español, hemos pasado a ser máquinas del fisco nacional; he ahí toda la diferencia. Siempre máquinas serviles de rentas, que jamás alcanzan porque la miseria y el atraso, nada pueden redituar."


Para los argentinos, siempre que los paguen, los impuestos representan entre el 55% y el 66% de su gasto total. Es decir, que trabajan para el Estado desde el 1º de enero hasta el 31 de julio o hasta fin de agosto, dependiendo del nivel de ingresos, y sólo después trabajan para ellos y sus familias. ¿Qué tal? De alguna manera todos somos empleados estatales... pero no todos tenemos sus beneficios...

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